Google no tardó en percatarse de la jugada y fue entonces cuando tuvo claro hacia dónde debía dirigir sus pasos. El objetivo no era otro que satisfacer de la mejor forma posible, las búsquedas de los usuarios. Pero para ello se tenía que enfrentar a un reto para el cuál aún no había la suficiente tecnología: Entender los contenidos. O lo que es lo mismo, entender el lenguaje humano.
Aunque ese era el objetivo, mientras tanto, google empezó a lanzar nuevos algoritmos. Uno de los más significativos fue Panda, allá por el 2011. Aunque este algoritmo no tuvo gran repercusión en el linkbuilding, fue un primer paso a la hora de catalogar los sitios en base a la calidad de sus contenidos.
Un año después hace su entrada en escena Penguin. Este sí que fue un hito a tener en cuenta a la hora de trabajar el linkbuilding, ya que uno de sus objetivos primordiales fue luchar contra el spam y los enlaces de baja calidad.
Peguin trataba de detectar patrones automatizados de generación de enlaces, penalizando severamente este tipo de técnicas, que van claramente en contra del posicionamiento en base a la calidad de los resultados de búsquedas.